28 sept 2021

Egipto y una historia milenaria II

Jornadas egipcias

Capítulo II

Crucero por el río Nilo


Al amanecer del primer día, nos dan de desayunar un Humali (estoy segura que no se escribe así, sepan dispensar por favor, todavía no soy buena con el árabe) que es una especie de pastel tres leches egipcio delicioso, quiero que sepan que los postres en Egipto son realmente exquisitos, prepárense para subir varios kilos porque es imposible resistirse. A veces, como la comida de sal es picante, el dulce lo que hace es apaciguar, así que sí o sí vas a comer dulces árabes.

Salimos de nuevo al aeropuerto porque nuestro tour que iba a iniciar con las pirámides, dio un giro y las pirámides quedarían al último. Antes de que se indispongan con el tema del tour, quiero especificar que nosotras fuimos casi con un guía privado, que nos armó un plan específico para nosotras y a eso le estoy llamando tour. Generalmente las agencias tienen costos súper elevados y yo jamás recomiendo hacer viajes con agencias porque te sacan los ojos y es muy poco lo que experimentas, en cambio nosotras gracias a nuestro guía personal y amigo de mi amiga, Sarhan, logramos hacer un viaje de lujo a un valor de $1440. Nadie te va a dar ese precio en el mercado. O te lo dará pero no harás ni la mitad de lo que hicimos, pues las agencias te duplican o hasta triplican ese valor.

Volviendo al tema, llegamos al aeropuerto para ir hasta Aswan, donde se encuentra el gran templo de Abu Simbel y variados complejos arquitectónicos que son impresionantes. Allí en Aswan, y debido a que tuvimos experiencias un tanto deficientes con los representantes, nos enviaron a Mustafá, un hombre muy alegre que nos llevó a comer comida típica egipcia de la calle. Deliciosa, y los pepinos que yo nunca como porque son horribles, allá saben como la gloria. Nos dio un falafel (el verdadero), una especie de papas con queso dentro de una tortilla y otra tortilla con fréjol dentro, y alguna especie de carne, pero no era carne. Yo prefiero no preguntar qué es y solo comer. Muy rico, y mucho mejor que un restaurant, además te llenas como elefante, la comida no te falta.

Llegamos al crucero de Steigenberger, es un crucero que va desde la ciudad de Aswan a Luxor mientras navega por el río Nilo y entremedio conoces todos los templos que rodean la zona.

Hay que mencionar que los templos en Egipto son muchísimos, y que Egipto es muchísimo más que solo las pirámides. Conocimos Philae, Kom Ombo, el pueblo Nubio, nos bañamos en el Nilo, de cada cosa merezco hablar un capítulo completo, por ahora me voy a centrar en el crucero.

El Nilo es un espectáculo en sí mismo, despertar mirando su agua es mágico, te hace llorar y sentir tan minúscula. No sé cuáles eran mis expectativas mas las superó todas. Es un río que atraviesa 10 países y si no te dijeran que es un río, tranquilamente puedes confundirlo con el mar. Es enorme, su agua es muy fría y realmente es muy muy bello. Su agua es parsimoniosa y dio vida a este país, antes llegaba hasta las pirámides, mas por el calentamiento global ahora no está nada cerca de ellas. Es un río que se roba el aliento, tu atención y tu entero ser. Bañarte en sus aguas es como si sintieras que te rebautizas de vida.

El mágico Nilo, ese que cuenta la biblia que estuvo convertido en sangre por siete días como un castigo al faraón (se cree que a Ramsés II), ese Nilo hace que tu viaje esté pagado completo, ya te puedes regresar porque has conocido la fuente, el ojo de agua de la eternidad de los egipcios. De hecho, la famosa Ankh, o llave de la eternidad, es una representación del bajo y alto Egipto en la figura del río Nilo.

Una vez que nos despedimos de Mustafá, llegó a nosotras el protagonista de esta historia; nuestro guía oficial y alma preciosa: Sarhan.

Sarhan es egiptólogo, políglota, y un ser humano excepcional. Nos alojó en hoteles cinco estrellas, nos cuidó desde el primer hasta el último segundo, de hecho si hubiera podido llevarnos de la mano, nos llevaba. Sarhan nos guió y explicó todo en español, y supo hacer de nuestro viaje una experiencia increíble.

Dentro del crucero tienes comida ilimitada para desayuno, almuerzo y cena, las bebidas no están incluidas, tienes una piscina en la parte superior, la gente egipcia dentro y fuera del crucero es muy amorosa, los que se vinculan con el sector turístico son en cambio muy feos porque te acosan muchísimo, te pueden ir persiguiendo muchas cuadras hasta que seas muy firme con el "no". No en árabe se dice "Lá". Además son muy muy celosos con los turistas, si le ibas a comprar a uno, y le compras a otro, pueden tranquilamente mantener una pelea que lleve hasta los golpes entre ellos.

El cambio está a un poco más de 15 libras por un dólar, lo cual hace que nos convenga muchísimo el cambio, con poco dinero puedes hacer muchas cosas. Egipto parece muy lejano, pero es bastante accesible. Monetariamente, alguien con dólares tiene ventaja.

Una amiga olvidó su traje de baño así que salimos a un centro comercial allá a comprar uno. Solo hay burkinis, lo que significa que son como el traje de baño de Doña Florinda y más tapados. Allá las mujeres no pueden estar destapadas porque el islam es bastante claro al mencionar que una mujer debe vestir recatada. Sin embargo depende del padre de la mujer, o de su esposo el estar con un grado más grande de cubrimiento. Hay muchísimas mujeres con burka, sin embargo la mayoría solo usa hijab, y también hay un buen número de mujeres que no usa ninguna de las dos. Egipto es flexible con la religión.


Las calles son casi todas de tierra y hay muchísimo polvo, todo se ve casi descolorido, o con color ámbar debido al polvo, las calles principales sí son pavimentadas. Los perros callejeros duermen en los techos de los carros debido a los alacranes, escorpiones o culebras. No hay semáforos, los carros pitan muchísimo y se cruzan por cualquier lado, se meten en contravía, no utilizan cinturones de seguridad, chocan a muchos carros al día, y un atropello que otro no falta; porque los peatones tampoco miran a la calle. Todos los carros tienen choques de lado y lado.

Los hombres tienen callos en la frente, o marcas negras que parecen golpes, esto se debe a que la oración que es el segundo pilar del islam, se practica en cinco oportunidades. Antes de amanecer, al amanecer, a mediodía, antes del atardecer y luego del atardecer; como deben tocar el suelo con la cabeza, muchos hombres llevan la marca de su fé en su frente.

Sobre los códigos de vestimenta para los occidentales, como hay mucha flexibilidad, no existe inconveniente en ninguna parte, sin embargo en las mezquitas musulmanas hay que cubrirse la cabeza, los hombros y las rodillas. La gente mayor, sobre todo las mujeres mayores, te pellizcan por la calle si te ven en short o falda. Y hay ciertos hoteles donde te piden que te cubras para desayunar.

Toda esta información la pongo como flash porque es así como la viví, todo junto y de golpe. Además del calor. Nos mencionaron que llegamos cuando el verano está terminando, por lo que es bastante soportable, porque en julio y agosto no se puede respirar y el aire en seco te quema. Hace calor, y es bastante, todo el tiempo debes estar tomando algún líquido.

Hablando de líquidos, en los restaurantes siempre te van a poner agua y te van a cobrar por ella, si no te pones las pilas y les dices de entrada que no las quieres, te las van a cobrar. Así que es mejor devolverlas porque no te preguntan, solo te la ponen. Así mismo, cuando visitas un lugar, es parte de su cultura ofrecerte algo de beber, si estás en una casa o tienda puede que te den té de hibiscus, asegúrate de que no van a cobrarte por ella. Como es un gesto de generosidad y hospitalidad, eso no se cobra.

El Sol parece ser más grande en Egipto, es como si estuviera más presente. Acá en Ecuador sabes que hay sol mas no lo ves, en cambio allá es imposible ignorarlo, el sol es prácticamente el centro del día. Y en la noche, la luna también es gigante, en serio es más grande que en otros lugares. Los astros se ven mucho más grandes allá.

Todo este relato a retazos, son lo que viví y experimenté entre templo y templo, y mientras el crucero avanzaba. Recuerdo con cariño a Makarius que nos atendió muy dulcemente, me dio muchísima pena abandonar el crucero luego de tres días, pues te encariñas como si fueran tu familia, porque son muy muy amorosos. Cabe mencionar que el islam es estricto con los hombres, ellos no pueden tocarte o acercarse a ti, por eso ten la tranquilidad de que no existe acoso sexual en Egipto, al menos no de una manera agresiva o violenta como en otros lugares.

Tampoco hay inseguridad, si bien nunca es recomendable que, en un país árabe, una mujer esté sola caminando en la calle; puedes hacerlo porque nadie puede acercarse, y quien se acerque, ten la certeza de que es para ayudarte, no hay maldad allí, y tampoco inseguridad, no te roban aunque estés con el celular en la mano a las tres de la mañana.

Nuestro crucero tenía tantos brasileros, en todo el viaje el 99% de los turistas éramos latinos, o hispanos, vi a una pareja de Estados Unidos y nada más, todo el resto de gente es latina o españoles. Así que no te sientes muy lejos de tu continente. El crucero por el Nilo es una experiencia altamente recomendable porque vas a visitar una buena parte del país en poco tiempo, y casi todos los templos, de los que hablaré en la siguiente entrada.

*Los templos, son muchísima información histórica que merece un espacio completo.

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