Para el mes recién muerto de septiembre, leí los microcuentos de la apuesta por el Quito Lee (y escribe) de la alcaldía anterior de la ciudad. El compilado de este concurso llevado a cabo en la ciudad que ponía a escribir a los quiteños en 100 caracteres sobre lo que consideraba que definiría a la ciudad y que sería un buen cuento para todos.
El compilado estuvo muy bueno, los ganadores bien escogidos, se habla de todas las temáticas, desde las iglesias, los buses, los ciudadanos, los animales, de todo... hablan los espacios, las personas y hablan quienes hasta sin imaginarnos nos dirían algo. MicroQuito fue el primer libro que leí en septiembre, y debo decir que tengo una fijación por los libros de cuentos cortos porque creo que me los devoro mucho más rápido que un libro más largo.
Lo que me da coraje de este tipo de propuestas que fueron buenísimas de la alcaldía anterior, es que, como el alcalde no era precisamente el mejor, con él y su salida de la alcaldía murieron propuestas como el Quito baila, Quito Lee, Quito (hace de todo) que no se sostienen en el tiempo, y quienes perdemos somos nosotros, cuando hay una apuesta por lo artístico cultural, los demás en vez de alimentarla la asfixian, y luego la retiran y por eso nadie se apropia de nada. Leí de la misma 'colección' Cuentos de circo, que era un compilado de cuentos muy bueno, y eso tampoco existe ya.
No hay seriedad en esta ciudad por crear y mantener estos espacios colaborativos entre quiteños que sin conocernos, vivimos y percibimos esta ciudad de las maneras más similares que nos imaginemos, y este espacio era impecable para hacerlo, incluso salían unas maravillas de cuentos, haya usted ganado o no, quienes ganábamos éramos todos, porque todos podíamos leer lo que pasaba por las mentes quiteñas, que son las mentes de todos a mayor o menor escala. No hay una lógica municipal para sostener las buenas propuestas, sino una politiquería absurda que hace que a penas quiere volar una idea, le cortan las alas y hasta asesinan al pájaro. Así funciona el 'apoyo cultural' en Ecuador.
Luego, me metí a leer de lleno el micro manual de ALER* La risa en la radio popular, sobre todo porque para hacer el concurso en el que estamos trabajando con fundación Chasquikom (ya mismo les hago conocer más de esta iniciativa) hay que saber llegar al público al que nos dirigimos, los jóvenes, y para eso nada es más divertido, útil y pegajoso que la risa.
Aler se dedica ya hace tiempo a crear este tipo de manuales de capacitación que tienen como objetivo que los radio escuchas puedan recibir información estudiada, no cualquier cosa, su labor como institución es formar a los formadores, conociendo la responsabilidad que recae sobre los medios de comunicación y apoderándose de ese terreno tan fértil que es la comunicación radiofónica.
Lo chévere de estos manuales es que son cortos, legibles, casi tuiteables, entonces es una forma divertida de aprender, nos enseñan en este apartado los mecanismos pero no de hacer reír, sino los mecanismos de reír el comunicador, para transmitir esa jovialidad, esa risa, ese contagio anímico a nuestros oyentes, a veces es loco porque creo que los comunicadores pensamos tener el oráculo de la comunicación y nos olvidamos de lo importante que es capacitarnos al respecto de lo que hacemos, y no una, sino constantemente, no solo con graduarse es que ya uno acabó la formación, al contrario, ahí recién empieza.
Me gustaría mentir y decir que leí más, pero realmente aún no acabo Madame Bovary que es el libro que tenía para septiembre, voy en la mitad, espero ya para octubre terminarlo y poder compartirles acá esto. No se olviden de leer siempre, y de revisar una vez al mes la entrada de los libros ojeados desde mayo, ahí vaya buscando en la barrita lateral derecha.
Leer libros nos hace libres.
*Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario