Me tomo este par de líneas para excusarme por desaparecer estos dos días del blog, a veces la vida real le gana al mundo virtual. Cuando sea oportuno, si se requiere, les contaré qué anduve haciendo este fin de semana. He vuelto. Y hoy vengo a reflexionar un poco sobre el amor del mundo, en el mundo y por el mundo, y cómo el control de armas extermina el amor en cualquier circunstancia.
Entro a twitter cada día, y hace algún tiempo las principales tendencias mundiales que tengo activadas, hacen referencia a matanza, a asesinato, a muerte por discriminación por religión, por sexo, por preferencia sexual o por etnia. Luego veo noticias a diario sobre el peligroso estado del control de armas nulo e inexistente en esos principales espacios donde la violencia se desata. Veo y pienso ¿no estábamos en el 2016? ¿no se supone que la esclavitud se abolió, que somos un mundo libre, que ha madurado, evolucionado, crecido?
Se mata el pueblo contra el pueblo, la policía no debe asesinar porque esa no es su labor, y a su vez, no se debe asesinar a la policía porque es parte del cuerpo de seguridad de un estado, o eso se supone. Esto del asesinato a la policía en Dallas no es una tendencia de hace un par de días, es una costumbre en Estados Unidos, el incitar al odio por medio de asesinatos previos a personas negras, como si ser negro fuera sinónimo de ser basura.
Ni siquiera un presidente negro ha podido descolonizar este tan arraigado miedo que se tiene por los negros de parte de quienes son más conservadores, descendientes de los creadores del Ku Klux Klan y nuevos pseudo arios. Es indignante que no se pueda caminar por la calle en Estados Unidos, que alberga a ciudadanos de todo el mundo, porque cualquier persona puede andar libremente con un arma y matar de la manera más natural como si la vida fuera una partida de Mario Bros donde a la siguiente cuadra aparece el hongo verde. La vida es sagrada, y nadie tiene derecho a violentarla.
¿Hace cuánto antes fue el asesinato en Pulse? Ni siquiera se cumplía una semana, y lo dicho, estas noticias son corrientes en Estados Unidos. ¿Por qué tiene que morir la gente por ser como es? Ni siquiera tiene sentido, es como si nos cayeran mal los risueños, mañana todos los risueños deben morir; pasado nos caen mal quienes utilicen zapatos amarillos, y todos quienes tengan cualquier tono de amarillo deben morir. Exactamente es así la comparación.
Qué amor se le puede inculcar a una generación, en una sociedad que casi tiene como derecho el asesinar. No estoy reduciendo el problema de los homicidios solo a Estados Unidos, porque el sicariato en Ecuador crece y esta (¿le llamaré corriente?) de los asesinos a sueldo aumenta en América Latina desde hace décadas. Sin embargo es Estados Unidos la sociedad a la que se tiende a ejemplarizar, a poner más arriba, como el modelo a seguir para todos los demás por sus dimensiones económicas, sus impactos políticos y su historia de receptor de migrantes.
Hablando de ese último tema, va Trump por la presidencia y si ese individuo gana, no solo que el control de armas ni siquiera tendría un debate para regulación, sino que tendría aceptación, difusión e impulso por parte de otro amante del odio, de alguien que se cree superior que nosotros los latinos porque nosotros somos negritos y más bajitos de tamaño. El odio es la tónica, el odio está dominando el mundo, los gringos están permitiendo que el odio sea en verdad el nuevo amo de la tierra, incluso encima del dinero.
Más odio, y lo mando como cuña, es al planeta, y podríamos empezar a combatirlo no teorizando, sino ahorrando agua, no pidiendo fundas plásticas en ningún lado para recibir nada, no haciendo basura, reciclando, reutilizando las hojas por ambas caras, apagando las luces innecesarias, no comprando artículos hechos con pieles de animales, o probadas de forma cruel en animales, ni yendo a circos que dentro de sus 'empleados' utilicen a animales. El planeta también llora y nadie hace nada. Más y más odio.
No entiendo esta oleada de impacto que una vez a la semana llega con noticias poco alentadoras del terrorismo y demás, pero me niego a pensar que es el único camino. Me niego total, completa y furiosamente a pensar que en el planeta en que habito sólo hay gente estúpida, mala, que no entiende ni puede sentarse un segundo a ver, a percibir, a conocer o a intentar entender el sufrimiento humano, el dolor, la muerte, las lágrimas... queremos un mundo de paz, y pienso que se puede construir.
Sea amable, ceda el asiento en el bus, sonría más, y cuando la gente lo saque de sus casillas recuerde que no es malo ni tonto, solo es una persona distinta, pero igual de humana. Si alguien no piensa lo mismo que nosotros significa que aprendió otras cosas, no que sea nuestro enemigo. Por favor, más amor en el mundo, la ira es momentánea, la vida dura lo que dura la calma.
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