11 jul 2016

La fruta madura

Tengo entre mis archivos, casi todas las ediciones de la extinta Revista Q de la Secretaría de Comunicación del MDMQ, esta y otras propuestas como el periódico Qulturas salieron de circulación quién sabe bajo qué orden. Sin embargo releyendo las que se hicieron, las que quedaron impregnadas, me encuentro con una edición muy simpática que le rinde un homenaje al número 40.

El 40, es un número, una edad, un recorrido por la ciudad, un juego de cartas para quienes habitamos la capital, y es la edición a la que llegó en algún punto esta revista. Yo disfrutaba de la Revista Q por esta capacidad que tenía de unificar a todos los públicos y hacerlos interesarse en diversos temas de forma no lineal ni aburrida. Tiene un apartado para hablar en ese momento del proyecto de Ley aún no ejecutado, de las ranitas, y sobretodo del número 40.

Sin embargo mi escritura hoy no es solo para dejarles el ejemplar de la revista, que espero se abra, sino para reclamar por esos espacios desaparecidos. Hice mi tesis de tercer nivel entera sobre las razones por las que no debía salir el periódico Qulturas de circulación, pero también creo que otros proyectos se fueron muriendo y no sé si sea un tema de cambio de administración solamente en la Alcaldía de la ciudad, o falta de sentido común, o de política municipal.

Suponiendo que lo que falla es lo último, apelo al sentido político y coherente de quienes encabezan los gobiernos municipales. Si la anterior administración hacía del 100% de cosas, 99% mal y se cambió al gobierno, entonces esta administración debería, debe por sensatez y sentido común, sostener ese 1% que estaba siendo bien ejecutado. Hoy la Secretaría de Cultura por ejemplo, no tiene una publicación, y con la muerte de la revista Q se fue uno de los poco espacios de expresión, de difusión masiva, gratuita y casi casi independiente que teníamos en la ciudad.


Junto con las publicaciones, los proyectos diversificados como Quito Baila, Quito Juega, Quito Lee... y Quito hace de tooooodo... quedaron únicamente los que por impacto social habían tenido mayor notoriedad como el 60 y Piquito, pero estos otros proyectos no debían perderse, porque se creaba la tan ansiada apropiación del espacio público, la recuperación de plazas, calles, barrios, el rescate de costumbres únicas de la quiteñidad, la unión de los barrios, el conocimiento de las tradiciones, la lúdica mediante la música, el baile y el compartir. Eso por lo que tanto se luchaba en Quito y se tenía, por culpa de la mala impresión que dejó un individuo que ya no está, ahora se perdió para todos, como si todos tuviéramos la culpa.

Exhorto a quien corresponda (gobiernos centrales, seccionales, autónomos, colectivos independientes que puedan) a exigir que estas propuestas regresen, sobretodo las publicaciones. A los artistas esos espacios de difusión masiva, desinteresada y gratuita nos cuestan una millonada, y nuestros sueldos no son fijos, no tenemos los 700 dólares que nos cuesta un mini espacio en prensa y ni hablar de usar la televisión, la radio accede un poco más pero hay que rogarle a algún 'pana' que acolite. Mientras que estas plataformas nos permitían tener un público fijo al cual llegar sin necesidad de dar la plata que no tenemos.

Si en verdad quieren que Quito sea digno de merecer la dignidad tan ostentosa de primer patrimonio cultural de la humanidad, por favor piensen un poquito más en la cultura artística, trabajen un poco más por no acorralar a los artistas, por no asesinarnos ni asesinar nuestras propuestas, ni a las personas que trabajan en pro de ayudarnos, que son muchas con muy buena voluntad, pero que al responder por ideales políticos deben vender su trabajo por lo que les toca y no por lo que quieren.

¿Con quién será de hablar?

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