14 jul 2016

Arte para educar, vivir, jugar III

Cuando fui a hacer esta entrevista, lo comencé como parte de mi proyecto radial para salir al aire, antes de armar el piloto necesitaba material, necesitaba saber las opiniones de mis colegas artistas y cómo ellos creerían que se corrompían menos sus ideas y su arte al hablar de su trabajo. La entrevista que comparto hoy, la hice a Daniela Orbe, que recientemente hizo la exposición de su obra 'Solo monstruos' y de quien les dejo el link para que vean su trabajo.


Daniela Orbe se metió tanto en la entrevista, y se involucró tanto en la idea del programa, que casi pide un espacio en la producción. Fue muy agradable saber que ella misma daba ideas para aportar al programa y casi tenía un segmento armado solo en la hora y media que duró esta conversación mientras el chocolate caliente esperaba su momento. (Se extendió entre otros la entrevista, porque la Dani es pana y la extrañaba un montón porque no la había visto mucho tiempo)

Se fue a estudiar a Pontevedra en España, porque su arte aquí en Quito y en Ecuador, no recibe la importancia de ser considerado una carrera. Daniela es ilustradora, aparte de deportista ecuatoriana que tiene más de 52 preseas en ciclismo y atletismo.

Dice que la ilustración no es tan común, y que se la confunde con dibujar o pintar, así que lo primero es pedirle que dé una breve descripción de su trabajo “la ilustración no es dibujar ni pintar, la ilustración viene agarrada con un texto, es otra forma de dar lectura al texto, la ilustración lo refuerza sin repetir lo que dice, es crear un mundo detrás de lo que lees; te puede decir un texto que una niña está leyendo un libro; pero no te dice cómo está sentada, ni dónde, ese mundo lo creas tú, entonces tú lo que haces es fusionar el texto y dar tu aporte para engrandecer el texto; es otra forma de escritura”.

Le crea un conflicto lo de la respuesta a la independencia, está entre que sí y que no, dice que no se puede ser independiente, porque dependes del público al que te diriges, y cree que si un artista quiere recibir un reconocimiento social (sin entenderlo como premios, sino como ser conocido por lo que haces) debes ser dependiente, de los medios y de quienes te quieran apoyar, pero estar en uno u otro lado ella no lo ve mal “al final es tu decisión”.

Cree que es normal que en un inicio, ciertos artistas no quieran mostrar su trabajo “como artista proteges tu arte y tu estilo, por eso no quieres compartirlo con cualquiera, pero luego piensas en cómo sales y debes dejar que la gente vea”, y piensa que si quienes quieren darte una mano son los gobiernos, pues entonces para ella eso está bien.

Sobre la opinión social que existe sobre los artistas, Daniela piensa que es imposible cambiar la sociedad, a menos de que sea a las nuevas generaciones a las que se pretenda educar, pero a la sociedad adulta, no se le puede cambiar el pensamiento. Dice que la gente que tiene algún prejuicio hacia los artistas, huye de la informalidad, por ejemplo un oficinista trabaja en cierto espacio en horario determinado “yo trabajo en la montaña, en los ríos, donde sea que encuentro inspiración” y eso es lo que la gente no comprende.

Cuenta que elegir el camino de la ilustración es complicado, porque acá en Ecuador no hay respaldo; dice que es algo cultural, porque en España, a pesar de que llueven los ilustradores, las plataformas son amplias, por lo de la tecnología, acá aún no hay tantos ilustradores, por lo tanto no hay tantos espacios, “por eso la mayoría se va a estudiar afuera, porque aquí no hay ni espacio, ni trabajo para la ilustración”, y menciona que ella averiguó que en la Universidad San Francisco de Quito hay un máster en ilustración “pero primero debes terminar la carrera de arte” y agrega “acá sin contactos no sales”, dice que cuando encontraba algún taller de ilustración acá en Quito, es en un lugar escondido, y son talleres carísimos con cupo para quince personas.

Sugiere que acá en Ecuador se podría crear una carrera de ilustración, “allá en España hay carrera de creación de personajes para ilustración, un cuento te cuesta diez euros, y los venden en las calles, acá hay artistas con un arte hermoso, que no pueden mostrar su trabajo porque no hay medios, a los medios debes tú buscarlos. Deberían haber eventos masivos donde los artistas pueden mostrar su arte”.

Al cierre de este trabajo de investigación, Daniela ya volvió a vivir en Quito, pero está pensando en volver a Pontevedra, porque tiene claro que desde aquí, su arte nunca va a volar alto.

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