15 nov 2020

Agradecimientos, versión extendida

El viernes entregué la tesis de maestría y el proceso se cierra. Es como un círculo dorado al que le he dado mucha importancia, y con este título concluyo mi capítulo con la educación.

Para llegar aquí, muchas personas y muchas cosas han pasado por mi camino y quisiera extender mi dedicación y mi agradecimiento a esos seres que hicieron posible que me decantara por hacer esta labor durante tantos años, y que siempre debe conectarse con el arte, y con el pensamiento crítico desde el arte.

Llegué a la maestría luego de un tortuoso final en tercer nivel, entre medio, mi tutor de tesis era removido de su cargo de docente y trasladado a la dirección de cultura de la universidad; a la par, el director del teatro de la universidad se jubilaba, y mi tutor me dice: si haces una maestría, te dejo a cargo del teatro a ti. Yo tenía pensado hacer una maestría, pero no de manera inmediata, así que la idea me movió mucho.

Cuando estaba a punto de iniciar una maestría en una de las tantas universidades en que apliqué, me di cuenta que no era lo que yo deseaba, que la malla me parecía tremendamente rimbombante y mi búsqueda no era esa, así que el teatro quedó a cargo de otra persona. Nos hicimos buenos amigos con el profe Hernán -a quien va mi primer agradecimiento en la tesis- y yo aprendí muchísimo de él, un particular capítulo de las historias que me contaba, tiene que ver con la virgen Dolorosa. A esta virgen, los estudiantes del Colegio San Gabriel de Quito, le profesan una profunda fe.

El profe Hernán, un 25 de diciembre, sin trabajo, y sin tener cómo llevar una cena de navidad a sus hijos, mientras bajaba por la calle Rumipamba, le pide con todo su ser a la madre Dolorosa que le auxilie; acto seguido, un amigo del profe Hernán detiene el auto, lo encontraba de 'casualidad' y le regala 500 mil sucres, como agradecimiento a lo mucho que el profe Hernán alguna vez, hizo por él.

Yo aprendí que hay que creer en lo que no se ve, aunque nadie más crea jamás en esa historia, también me ha pasado que una 'casualidad' me salva la vida al último segundo. Así que gracias al profe Hernán, y a su devoción por la virgen dolorosa, que me hace recordar a mí, la importancia de jugártela, por algo en lo que nadie más cree.

Mi segundo agradecimiento es para todas las maestras y maestros que tuve, los que fueron buenos por supuesto, recuerdo mucho a una profesora en la universidad, llamada Natalia, que me dio 10 minutos 'para defender todo el semestre', porque yo había faltado en la semana de entregas finales debido a que me encontraba trabajando. Debía presentar 6 trabajos, y ella era una de esas profesoras terroríficas. Al final, me dijo que mi producto comunicacional era muy poderoso y me dio más tiempo.

Defendí el semestre, y pasé. Nunca me quedé en nada en la universidad, jamás perdí una materia, nunca perdí un año. Ahora sé, porque soy docente, que ser profesor es la carrera más dura del mundo. Gracias a quienes fueron mis maestros.

Naturalmente mi tercer agradecimiento es a mis estudiantes, a todas y cada uno de los seres que habitaron las múltiples aulas por las que pasé, porque de cada uno me llevo algo, bueno o malo, de todos aprendí algo, bueno o malo. La docente que soy, es el fruto de todo lo que me transmitieron esos cientos de estudiantes. No llegué a la educación con una razón particular, pero sí me quedé porque esas niñas, niños, adolescentes y adultos con quienes me encontré en las aulas, fueron la razón principal para hacer este trabajo todos los días.

Mi último agradecimiento es a Patricio Rivas, mi tutor de la maestría, se pensaría que le agradezco por la tesis pero no es solo por ello, en realidad Patricio es un sobreviviente, no solo de la dictadura y de la vida, sino de la política, en lugar de dejarse consumir por ella, la usó a su favor con una astucia solo equiparable a quienes imprimen su huella sin desearlo. Me encantaría que esa astucia alumbre mi vida.

Patricio se mueve, respira, habla y lleva con él la brisa de todo Chile, y esa brisa, siempre trae vientos de cambio, porque Chile es un país que sabe cómo caerse a cada temblor -geográfico y político- y cómo levantarse quince veces más fuerte. Patricio es Chile, y es como Chile, frío y mar, desierto y cordillera, tierra mapuche, Rapa Nui, Neruda y Mistral, Víctor y Violeta. El viento del cielo, y la brisa del mar.

Gracias, porque podría quedarme horas contando anécdotas de este selecto grupo de cuatro agradecimientos, pero prefiero quedarme con el calor que dieron a mi corazón cada día, no para hacer una tesis, ni una maestría, sino para imprimirle mi propio fuego a la vida.

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