9 sept 2016

El mundo del arte

Cuando le realicé esta entrevista al escultor Mario García, docente de la carrera de artes plásticas en la Facultad de Artes de la UCE, se quedó en mí este conflicto de no saber si coincidir en que los códigos del arte no están al alcance de todos, porque eso significaría reconocer que a pesar de todo el trabajo en gestión para que la sociedad tenga un acercamiento al arte, este sigue siendo un privilegio de las élites.

Ser artista es una decisión íntima para Mario, y dice que en otros países los artistas son respetados. Según él, en Ecuador no pasa eso, porque es una sociedad que prioriza el dinero, y como los artistas no cumplen con ese estereotipo, entonces no funcionan. Claro que considera que la comparación es exigente, ya que acá poco a poco el artista simbólicamente se ha empobrecido con sus contenidos.

En cuanto a leyes, Mario cree que el problema no es la teoría, sino su aplicación; incluso menciona que en las leyes dice que la Academia como institución debe integrar a todas las artes desde el inicio de la educación y eso no es real. Continúa hablando de que los gobiernos no generan un verdadero interés por el arte, porque se toma como prescindible y eso es poco serio.

Se refiere a lo que exponen los medios como algo que no llega al pueblo, porque el pueblo no comprende el arte culto, por eso le llega el arte popular; y si no comprenden esos códigos del arte, es porque no se los enseñaron. Adicionalmente, sí ve como vandalismo el atropello del trabajo del artista por sobre el de otro, pero cree que también puede significar una reacción política al decir, no me reconozco en esto, por eso lo agredo, para que veas que no es mío y no me identifico.

El hecho, pienso, no es que los públicos no solo que no entiendan, sino que todos: medios, sociedad, artistas y espectadores nos hemos quedado aplastados, enquistados, casi consumidos por las propuestas fáciles y desde ningún área se hace un esfuerzo real por comprometer al país con el arte, y eso pasa casi en la mayor parte por la fuerza que arrastra el dinero, pues con ese dinero que paga la gente yendo al cine, que a veces ni eso, no come sino el centro comercial que alberga al cine y no todo el equipo que hay detrás de una producción; ni qué decir cuando se habla de otro tipo de espectáculo.

Mi solicitud a las autoridades nuevamente, a que hagan del arte una experiencia con la que se conviva a diario y no se aleje más y más de la creatividad, de la criticidad, del discernimiento que comprende ser y hacer cultura artística.

La república análoga - Grupo de Teatro Malayerba

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