31 oct 2016

Libros ojeados de octubre

Llegó el último día del mes de octubre y con ello, la entrada siempre más esperada; (busquen las ediciones anteriores una por cada mes en https://voulezvousroja.blogspot.com/ en la parte derecha, en la sección 'qué más hay'.

Para este mes, pongo en primera órbita un libro que me tomó mucho más que solo octubre, se trata de Madame Bovary, aquel libro tan famoso y que me parecía tan aburrido de título, por fin lo terminé, pero más que contarlo como algo alegre, lo comparto como una tristísima forma de decir que he perdido una de esas grandes adicciones a libros que como este, uno se encuentra pocas veces en la vida.

Madame Bovary empieza totalmente diferente a lo que una podría imaginar, habla de otras cosas, incluso llegué a cerrar el libro y releer el título pensando que era yo la que me había equivocado. Madame Bovary, al contrario de lo que parecería, no habla de una ella, sino que es la historia de un él, de Charles Bovary y de su vida, sus aficiones, sus tragedias y luego… muy luego, de su esposa Ema, Ema, que se transforma en Ema Bovary, Madame Bovary.

Me tomé todo el tiempo del mundo al leer este libro porque quería saborear cada página, cada palabra, cada historia. Cada capítulo es un cuento, cada línea es de una narración envolvente, atrapante, descriptiva a mi gusto sensata, otros creen que es descriptiva en demasía, pero para mí estuvo en su punto. Esta historia llena su condumio con las añoranzas y andanzas de una mujer bella, elegante, soberbia y amante de los lujos y la buena vida. No tengo mucho más que recomendar, que lean este título de Gustave Flaubert, que se gana a pulso su condición de clásico.

Estuve leyendo también Construyendo sueños, tejiendo identidades. Cometí el error de devolver el libro a la fundación en que trabajo, antes de poder escribir quién hizo esta mini revista, por eso no recuerdo de dónde sale este documento que es una joya de los barrios más pequeños y populares de la región del Quindío en Colombia.

Este tratado cuenta las experiencias de trabajo del grupo de teatro de un colectivo local llamado 'El tizón', de las incursiones como barrio en la radio (todo un barrio participa), y de cómo el hacer barrio construye patria y genera mucho mayor sentido de pertenencia que cualquier discurso político. Hay momentos en que la comprensión lectora se dificulta por el número de modismos colombianos que utiliza la narración, sin embargo es una rica fuente de experiencias lo que te dicen que hicieron con cada grupo social.

En algún punto se vuelve un tanto entrañable pensar que se lee algo similar de algún sitio cercano a Ecuador, sinceramente sí se siente la distancia sobre todo en temas artístico culturales con la hermana república de Colombia, a la que siempre he visto mucho más avanzada en esto. Lo importante es saber cómo mediante la danza integran y hacen que cooperen o que se apropien de espacios públicos los ancianos, cómo mediante el teatro integran a los campesinos, cómo mediante la radio todo un barrio resulta tener una voz devuelta.

Finalmente leí de nuevo, un libro que había leído en mi adolescencia y me andaba guiñando el ojo desde el otro día, este libro es El buitre soy yo de Alejandro Ribadeneira, escritor y periodista quiteño que escribe de forma muy informal, coloquial, digerible, muy adolescentemente; este texto es una reunión de cuentos del autor entre los que destacan a mi gusto, los caudillos liberales que les quiero leer a mis alumnos, y uno que me terminó gustando más de lo esperado, los combatientes del agua bendita.

Otra particularidad de la narración de este autor premiado a nivel mundial por su cuento 'Crisálida pura', es que una como quiteña o ecuatoriana asocia lo que lee con la actualidad (de ese entonces) en la que se sumerge el país, el libro no es viejo, pero claro, se nota que una fue adolescente hace 10 años. Tal vez la naturalidad de los diálogos y el uso del lenguaje que en contexto encuadra mucho con lo que los adolescentes de antaño hacíamos, decíamos o pensábamos, son los que le dan ese toque de cercanía a este libro, que releí para mi gusto, afortunadamente.

Para el siguiente mes, tengo unos libros de poesía por leer, otro libro que reencontré de mi adolescencia y uno más que espero poder terminar antes de que termine noviembre. Leer nos hace libres... no dejen de leer.

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