27 may 2016

Libros ojeados de mayo

Admitiendo que nunca hay el tiempo suficiente para leer cuanto una quisiera, les comparto mis últimos libros leídos del mes, dejando claro que no hay un margen de lectura para mí ni ningún prejuicio literario que me predisponga a leer algo y algo no. Mi amiga Alejandra es psicóloga, por lo que no me sorprendió que me prestara ciertos libros que parecen tener un tinte cercano a las cavilaciones mentales, como todo, pero en un plano más "profesional".

Es así como doy en primera instancia con Los renglones torcidos de Dios, de Torcuato Luca de Tena, quien se internó voluntariamente en un hospital psiquiátrico para escribir esta joya, a la que califico de tal manera por su capacidad de tenerme a mí en lo personal, pegada a cada hoja, a cada línea sin querer parar. Hace mucho que no vivía una sensación similar con los libros, será porque los leídos eran más teóricos por el tema de hacer la tan tediosa tesis, que me alejé de la lectura por placer.

Los renglones torcidos de Dios, cuenta la historia hipotética de Alice, quien investiga un crimen y para ello tiene que internarse voluntariamente en un hospital psiquiátrico, con la ayuda 'supuesta' del director del hospital que a su llegada, se encuentra de vacaciones. Lo cierto es que Alice debe intentar escabullirse de los tratamientos médicos y de las medicinas mientras que el director llegue, pero a la llegada de este, las cosas no son como espera. No cuento más y los invito a leer este libro encantador.

Por esas mismas fechas leía en segunda instancia un autor clásico en las letras ecuatorianas, el señor Jorge Icaza y su Chulla Romero y Flores, que retrata la historia de un habitante de la ciudad de Quito que como los buenos residentes nativos de nuestra ciudad, vive en medio de su picardía y de deberle a cada santo una vela, aparentando una vida que no es suya y sobreviviendo de la elegancia de su sal quiteña. Se ve enfrentado a asumir su realidad lejana a la que intenta demostrar, así que debe ampararse en la ayuda de sus vecinos, aquellos a los que en otro tiempo desconociera.

Para la siguiente semana, leí El hombre en busca de sentido que ya de por sí me parecía un título que apelaba a la autosuperación pero mi amiga Alejandra insistió, lo leí y aunque no era precisamente de eso sí tenía un tinte fuerte de psicología, al punto que a ratos me era difícil su comprensión. Una narración escrita por un psiquiatra que sobrevivió a los campos de concentración nazi, y cuenta su historia desde el comportamiento humano y cómo un individuo puede superar unas circunstancias tan extremas. La segunda parte del libro se va en estrategias psicológicas, un tanto tedioso pero interesante final.

La última semana de mayo la dediqué a leer El hombre duplicado de Saramago, que en inicio es de esos relatos, que son en exceso gráficos para mi gusto, con una narración paso a paso que se vuelve angustiante y que mejora con los capítulos, debo reconocer que mi lucha en un punto era por terminar de leerlo, pero al final pagó la factura, lo interesante en exceso es el nulo uso de diálogos a pesar de haberlos. Todo transcurre en la misma línea, no hay saltos espaciales (literales) y toda la escritura es de corrido, es uno de los pocos textos que he leído de esta manera.

Trata de Tertuliano Máximo Afonso, quien recomendado por su colega de Matemáticas (él es profesor de Historia), ve una película de medio gas que le enfrenta a una inquietante coincidencia, uno de los actores secundarios de la película es su copia exacta, así que se embarca en la búsqueda de este hombre, haciendo que su vida cambie para siempre.

Así con los libros de mayo, siempre invitarlos a todos a ingresar al mundo de las letras con un buen café, y a esperar mi final de junio donde les contaré los siguientes libros que haya ojeado por ahí. Los libros nos hacen libres!