13 jun 2016

Libros ojeados de junio

En la entrada de mayo (Libros ojeados de mayo) había quedado establecida la entrada mensual que se destinaba a los libros que hubiera yo leído. Lo cierto es que mi lectura simultánea me lleva a escribir la entrada de junio mucho antes de la mitad del mes, pero si espero a la fecha en la que debía publicar se me acumulan los libros así que decidí adelantar la publicación. Si se requiere, habrá una segunda entrega a sabiendas de que junio tiene por delante tres semanas completas.

El primer libro al que hacer referencia para este mes fue Historia del Teatro, de la colección Para Principiantes, aunque debo decir que no tiene nada de principiantes, obliga al lector a profundizar en los textos mencionados y en autores a los que se esboza muy superficialmente y sin los que no se entendería el resto del texto. Ya había yo, de esta misma colección leído a Stanislavski para Principiantes. Exhaustivo el uno como el otro, y agotando porque no se puede leer sin tener en la mano otros libros que ayuden en su comprensión, como inicio del sumergimiento en el mundo del teatro, lo tildo de indispensable.

Todo es negociable de Herb Cohen, una vez más traía a mi mente esta serie de títulos que disgustan porque parece que van a hablar del impacto de la superación personal y demás, pero la palabra 'negociable' es la que me hacía pensar que podía ser un buen reducto de estrategias gerenciales de marketing personal, de negociación en el amplio sentido de la palabra. Así fue, el título expresa exactamente lo que el libro incluye, en base a las experiencias personales de este hombre que muestra que lejos de ser un negociante nato, fue educándose para ello y con esas herramientas es que nos empuja a todos a utilizar esos mecanismos cuando sintamos que algo se nos va de las manos, y para negociarlo TODO a nuestro favor. Muy muy recomendable el libro.

En la universidad, cuando estaba en segundo semestre, mi profesor de investigación periodística nos mandó a leer un libro del que saqué copias pero nunca leí. Anduve el otro día revisando y desempolvando las cosas de la universidad y así fue como di con este texto al que esta vez, sí leí. Sherlock Holmes y Charles Pierce, el método de la investigación; sé que se lee aburridísimo, seguramente fue por eso que nunca lo leí, pero lo cierto es que es entretenido y cortísimo, es un folleto de 42 páginas.

Habla de la importancia de la inducción, la abducción y la deducción, de armar conjeturas y de dejarse llevar por el 'olfato', por esa corazonada, pálpito, intuición o como quiera llamarle que una se arma a través de la observación, en el marco del parecido que tiene el investigador y detective real Charles Pierce, y el personaje de ficción e igual de protagónico detective Sherlock Holmes, haciendo un encuentro entre ambos y mostrando con la evidencia de lo que hiciera investigador real, que el ficticio no era tan fantasioso, y que en muchas de sus alocadas teorías, estaba en lo cierto. Rápido de leer y académico. Recomendado.

Tengo una personal fijación por los libros de cuentos y de leyendas, de mitos, de historias cortas por lo premuroso del tiempo. Es así como doy con Leyendas latinoamericanas, una edición de dos maestros del colegio tradicional quiteño Manuela Cañizares, que incluye en primera instancia las que ya sabemos de Ecuador, y luego cuenta unas muy interesantes del resto del continente, en honor a la verdad, no creo haber descubierto el agua tibia.

El último libro leído de este mes que está trotando, fue otro de historias Citas, Prosas y Cuentos de Ediciones Indoamericanas, pero esta vez de cuentos latinoamericanos, es decir de gente del (no tan) común de los países hermanos, escribiendo historias preciosas. Mención especial tienen los cuentos de Perú que se lucieron de entretenidos, fantásticos, pedagógicos y sensibles. Esta recopilación cuenta con renombres como: Juan León Mera, Jorge Icaza, Pedro Jorge Vera, José de la Cuadra, Joaquín Gallegos Lara, Enrique Gil Gilbert, Demetrio Aguilera Malta, Pablo Palacio entre otros para exponer lo mejor de las letras ecuatorianas. Por los países vecinos se pasean, entre otros, los nombres de Jorge Luis Borges y Julio Cortázar de Argentina, Juan Rulfo de México, José María Arguedas y Garcilaso de la Vega de Perú y Manuel Rojas de Chile.

Un libro exquisito en cada página, un par de cuentos que me desagradaron porque no me gusta la sangre, ni siquiera en la imaginación, pero de ahí en más, un descubrimiento de diamante. Leer nos hace libres. Siempre invitados todos a leer.