¡Quiéreme! por encima del universo,
aunque no lo merezca y me deje llevar. Quiéreme aunque no sea tan fuerte como
mis impulsos, y mi caminar desbocado no te oriente al andar.
¡Quiéreme! por el fuego que emano
cuando te quiero, quiéreme por el odio que no sé controlar, quiéreme aunque yo
te odie luego, o cuando al tratar de correr solo pueda caminar.
¡Quiéreme! alguna vez como yo te he
querido, con tus tardes lúgubres y ese vicio de fumar, quiéreme por si algún
rayo me parte en medio de la noche espesa, que quemó mi garganta de tanto
cantar.
¡Quiéreme! tanto como yo te quiero,
así de insolente y falto de razón, porque el cariño que amaso por ti aquí
dentro, no conoce corduras, solo humillación.
Así te he querido, así te quiero.
Abandóname luego a la luz del último eslabón, cuando mi cariño por ti se haya
muerto, y mis besos encierres en un caracol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario