5 feb 2019

11 Cosas que me sorprenden de Guayaquil

Cada 15 días que piso Guayaquil me digo a mí misma, voy a hacer una lista con todo lo que me sorprende de Guayaquil. Así han pasado ya seis meses y al fin llegó la hora de enlistar las que, en primer paneo, he registrado como sorpresivas en mi calmada y serrana vida de visitante en la urbe porteña.*

Seguro para una persona que habite en la ciudad perla esto serán solo tonterías de su cotidiano, pero para una persona de afuera, esto no es para nada común. Pongo en evidencia cosas que se podrían mejorar, y las buenas, que se deberían replicar.

11 Cosas que me sorprenden de Guayaquil. Parte I

1.- Tanto movimiento y tanto sonido: Guayaquil nunca está en silencio, y siempre hay algo que mirar, es imprescindible estar con los sentidos súper despiertos para no perderse nada, todo se mueve y todos se mueven, tanto color, tanta gente, tantas cosas que pasan a la vez, los ojos se te vuelven locos con tanto para mirar.
El tema del sonido uf. Imposible que no se percaten de los pitos de los carros, en serio todo mundo pita, para una quiteña es rarísimo que la gente pite así, es extremo y a la máxima potencia, se pita muchísimo en Guayaquil. No es que en Quito la gente no pite, pero así como en Guayaquil; les aseguro, ni punto de comparación.

2.- El camión de la basura: Todos los viernes a las 21h00 y un poco más, luego de salir de clases corro a la esquina a filmar el camión de la basura, sé que en muchas ciudades del país el camión de la basura suena, pero en Quito no. La melodía es tan pegajosita que me encanta, siempre salgo feliz de la vida porque me llama muchísimo la atención. Al respecto hay todo un debate sobre el tema que eligió la Alcaldía, pero es tema de otro post.**

3.- La sinceridad de quienes habitan en la ciudad: Nunca pero nunca te va a pasar que un guayaquileño o guayaquileña se quede callado ante nada, siempre te va a decir lo que piensa hayas o no pedido su opinión, igual vas a saber si les gustas, si no les caes bien, si algo les molesta o una práctica se debe hacer reiterativa. Tanta sinceridad, como que no es bien vista en Quito, porque la gente en Guayaquil no tiene filtro, eso podría sonar tosco, pero realmente es exceso de sinceridad. La perla es la ciudad del Ecuador donde no conocen la palabra hipocresía.

4.- El orden en el sistema de transporte: Y sé que este punto va a desatar muchas controversias, pero todo es en relación a Quito. Hay much@s amig@s que me han dicho que Guayaquil es un caos, pero no es lo que yo percibo. Gente que respeta la tarifa, las paradas, los asientos preferenciales (en serio es súper sorprendente); supongo que el sistema es perfectible, pero mi percepción es que en verdad la gente agarró el hilo de cómo debe funcionar el transporte urbano, y está a años luz de Quito, en positivo.

5.- La forma de manejar de l@s guayaquileñ@s: Ligado a este punto anterior, cuando estoy a punto de elogiar lo maravilloso del sistema, todo se me cae porque la forma de manejar en Guayaquil es caótica, los carriles no sirven para nada, todo mundo interfiere carril, todo mundo rebasa por la izquierda y derecha sin respeto de nada. Es realmente una cosa tenaz el tráfico que seguramente es animado por el sofocante calor que ayuda a que todos quieran imponer su carácter.

6.- Nadie espera el semáforo para cruzar la calle: Tal vez estoy exagerando, en Quito también pasa a veces, pero acá es loquísimo, nadie espera el semáforo a menos de que sea una situación extrema. Los transeúntes cruzan las calles casi sin ver a los lados, me ha sorprendido muchísimo que está súper naturalizado el ir 'esquivando' los carros en media calle, en cualquier calle y a cualquier hora.

7.- La mirada: Un poco ligado al tema de la sinceridad. Quiero recalcar que en Quito todo mundo camina y anda a su ritmo y en su propio 'trip', nadie se fija en nadie y puedes salir hasta en pijama de la casa que seguro nadie lo nota (estoy exagerando, pero sí puedes pasar desapercibida con una gorra una bufanda y unas gafas). Acá pasa que todavía puedes salir a la tienda como quieras porque eres invisible.
En Guayaquil no puedes hacer eso NUNCA, me ha pasado que desde que llego, la gente me mira de arriba a abajo, hombres y mujeres, ven todo; lo que te pusiste, cómo te queda, cómo eres, te ven enteramente. Es súper súper súper incómodo. Con el tiempo he aprendido que no es mala onda ni morbo, es que la gente es así, mirona, muy muy mirona. Y es infinitamente incómodo.

8.- El aire acondicionado: Es verdad que hace mucho calor, pero no entiendo por qué deben poner en cada espacio disponible el aire acondicionado, y adicionalmente en la intensidad más alta. Tienes golpes climáticos en los que pasas del sudor a chorros, a necesitar un saco en menos de 3 segundos. En verdad no es posible acostumbrarme a un cambio tan brusco. Lo veo innecesario, es decir, podrían poner el aire acondicionado un poco más bajo, pero siempre está a tope, en todos lados. Y luego sales del sitio y sudas de nuevo en 3, 2, 1...

9.- El grafiti: Quienes vivimos en Quito estamos naturalizados a ver todas las paredes rayadas, todas las casas, paredes, lanfors, esculturas, todo todo está siempre intervenido por un tag en su mayoría. En Guayaquil, entiendo que se reprime full el grafiti, pero los pocos que hay, tienen un discurso súper sostenido, no te da la oportunidad de llamarle vandalismo, porque realmente es arte político. Sí te vas a quedar pensando, tanto en lo que ves, como en por qué no ves más.

10.- La alegría y hospitalidad de la gente: Siempre hay buen ánimo en Guayaquil, la gente es muy solidaria y pareciera que siempre están de fiesta, el ambiente es jovial y divertido al 100%, no hay nadie que tenga mala onda o que no te intente ayudar. Solo he visto gente maravillosa en Guayaquil, sin duda esa propaganda de que lo mejor de Guayaquil es su gente, se cumple a cabalidad.

11.- Los árboles: Tuve tooooda una discusión con una de mis compañeras al respecto de esto, porque ella dice que Guayaquil no tiene árboles, que es una de las ciudades en América Latina que menos árboles tiene.
Mi percepción, mi opinión, mi experiencia y testimonio, es que me encantan los árboles que veo en Guayaquil y yo sí veo un montón. Cada esquina, cada cuadra, cada calle está llena de frondosísimos, viejísimos y enoooormes árboles. Puede ser solo mi percepción, pero siempre que llego siento que estoy en el lugar más arbóreo que he visitado para tratarse de una ciudad. Ahí sí dejo el debate entre residentes y visitantes. Mi postura es que deberíamos copiar a Guayaquil y sus tantos árboles.

EXTRA: La ciudad ahora es demasiado linda, yo creo que todo mundo recuerda como era Guayaquil en el pasado, pero es puro pasado. La ciudad está limpia, ordenada, estéticamente bien presentada, y envidiable a los ojos de la capital (o al menos debiera ser así). Quien no se percate del cambio abismal que ha tenido Guayaquil es realmente un ciego.

En los próximos meses, mientras recojo más información de esta lindísima ciudad, les compartiré todo aquello que me haga mirar dos veces. Por ahora voy a disfrutar del calor en todo sentido de la flor morena del Ecuador.

*En un post anterior ya hablo de lo que me ha parecido Guayaquil y las razones por las que estoy en ella. Visite La tierra fértil que esperaba
** La comunidad afro se quejó al gobierno central con la melodía que llevaba el camión de la basura en el puerto principal, pues se trataba del 'Andarele' canción tradicional del pueblo afro. A penas el pueblo afro mostró su molestia, la canción se quitó y fue cambiada a la que actualmente usan.

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