Al fondo, donde siempre estaba, el espejo largo que colgaba de la pared contraria, reflejaba una figura demacrada, acabada, destruida, arruinada... esa, esa era mi propia imagen que mostraba mi reflejo externo, tan humillado y pobre, pero reflejaba un estado interno de aún más profunda miseria; por ese aspecto pasaban los recuerdos de todos aquellos años que había vivido y reflejaba la devastación de mi sentir y recordaba esa mañana de 1996 en que jugando en el parque de la escuela, Dana, una niña más grande y mayor que yo, hacía piruetas en uno de los juegos y me retó a que hiciera lo mismo; yo acepté el reto, pero caí de cabeza y me di un golpe bajo las costillas contra una piedra. Me sentía impotente de cambiar en algo ese aspecto raído y sin vida que mostraba el espejo, sentía que nada podía hacer que me viera un poco mejor en ese reflejo tan deprimente. Nada... excepto, tal vez, el pasado... ¿Sí? Tal vez eso habría podido regresarme la sonrisa, el regresar al pasado o a alguno de los acontecimientos felices que el tiempo y los años se habían llevado. ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo volver? ¿Era posible?
Siempre
el maldito tiempo, que me limitaba e impedía que lograra alcanzar la felicidad
aun estando bien cerca. Cuando comencé a trabajar en ese gimnasio al final de
la calle, también el tiempo me jugó una mala broma y puso en mi camino a Juan.
Él 16, yo 25, ¿Qué será de él ahora? ¿Dónde estará? Él me quiso, y yo no me
permití quererlo a él porque los 9 años de diferencia me pesaban, prometió que
iba a esperarme, pero yo seguí con mi vida y me fui a hacer la maestría... ¿me
esperará todavía?
No, no, no, no... no puedo quedarme
aquí perdiendo mi vida, yo también fui joven y fui feliz... tal vez si
encuentro a Juan, seguro sigue viviendo en el mismo lugar, seguro aún espera
por mí, 25 años más no son tantos.
(Magnolia, encuentra a Juan, pero
él, ya la ha olvidado y vive una vida feliz junto a su familia, acorde a su
edad).
Como si no quisiera entenderlo,
como si no me diera cuenta de lo que he pasado, como si fuera otro día rutinario
en que llegar y seguir llego a mi casa; esta vez, sabiéndome derrotada, sabiendo
que esta vez sí cambiará mi vida, porque esta vez no estoy dispuesta a nada
más; verlo a él, tan feliz, tan joven, tan lleno de vida... ¿cómo puedo yo
comparar lo que yo llamo mi vida, con el paraíso que él vive? Mi tiempo no se
está agotando recién ahora, sino que se agotó hace ya mucho, pero yo no me doy
cuenta sino hasta ahora. Ahora nada tiene sentido, ahora abro los ojos y me
percato de que no puedo retroceder el tiempo, de que las cosas pasan una sola
vez en la vida y me pasaron una sola vez aunque no haya querido o no haya
podido aprovecharlas.
Nunca tuve hijos, ni gatos, ni
otros amores, porque a cada tiempo otra cosa era relevante y fui resolviendo mi
vida desde lo urgente, no desde lo importante. Hoy que me veo aquí, entre mis
cosas, las que yo adquirí con mi plata, que tanto trabajo me costó conseguir,
veo que nada de esas cosas me acompaña y que yo hoy ya no soy la que era cuando
compré esas cosas, y que ni siquiera ellas guardan la esencia de la que yo era
cuando compré todo lo que hoy me rodea, pero no me acompaña.
Estar afuera no tiene sentido ¿para
qué salir a una vida que ya no vivo? Afuera solo hay cosas que ya no disfruto;
no puedo salir a tomarme un café porque mi cáncer lo tomaría como una afrenta o
como un reto, y me mataría más rápido, tal vez si me quedara a merced del
tiempo, de ese al que no quise nunca ceder... tal vez eso es realmente lo que
él quiere, que por fin lo acepte y conviva con él por un tiempo.
¿Cómo fue que esa mujer tan feliz,
tan llena de vida, tan alegre, se transformó en este esperpento que me muestra
el espejo como una trampa del tiempo, que se burla porque sabe que al final soy
una más que ha perdido frente a él la batalla?
Así haré, me dejaré llevar... no puedo
regresar los años, y hoy estoy vieja, arrugada y sin ánimo para darle color a
mi propia vida, tal vez es él mismo... el tiempo, el que me dé la respuesta, o
el que me dé la vuelta, y haga que todo esto, algún día cambie.
FIN
*Texto: Cristina Figueroa P. - Pueden usar el texto, sería un honor, pero por favor, ponga los créditos. De lo contrario es un robo.
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