27 nov 2024

Pedagogía del teatro en movimiento en Anhelos

La propuesta sobre la que se constituye ‘Anhelos’ en esta oportunidad no es el teatro de sala sino el teatro en movimiento, que puede ser fácilmente confundido con el teatro de calle o con el teatro del oprimido por aquello de que el maestro Carreira le llama teatro invasión.

Nosotros quisiéramos mencionar que este es un teatro al que comprendemos como ‘en movimiento’ debido a los tránsitos tanto de los personajes como del público. Para marcar esas diferencias, se ha debido también crear una pedagogía de entrenamiento y de formación hacia el nuevo elenco para diferenciar todas estas corrientes, en lo que llamamos casi un matrimonio entre el teatro de calle y el teatro del oprimido.

El teatro de calle, desde nuestra lectura, es un teatro que sale de la sala de teatro y va a la calle sin mayores cambios que la proyección de la voz y la inclusión del ruido natural de las urbes; interactúa con el público, pero medularmente es estático.

El teatro del oprimido por su parte, y siempre desde nuestra lectura, sí se mueve y puede trasladarse a diferentes tipos de espacios no convencionales, donde el público es casi parte de la puesta en ejercicio teatral pero no sabe que está viendo una obra de teatro, casi es una víctima involuntaria de esta interacción que muchas veces es forzada a presenciar.

El teatro en movimiento en cambio, y siempre desde nuestra lectura e interpretación de lo aprendido con el maestro Carreira, le regala al espectador la posibilidad de quedarse o irse, de escuchar o de ver, de participar o no participar, y de fragmentar a voluntad su experiencia. Al ser un encuentro entre actores y público en tránsito, casi menos del 10% de la gente “ve” la obra en su totalidad, la mayoría se encuentra con el elenco en una parte de la calle y es eso lo que presencia.

Con el teatro en movimiento, el público siempre sabe que está viendo una obra de teatro, pero también está sujeto a confundirse, por lo que es un término medio entre el teatro del oprimido que sin duda le lleva a cuestionarse su rol dentro de la sociedad, le incomodará e invitará a que se sitúe políticamente y tome partido de las brechas de clase.

El teatro en movimiento no es un teatro que obligatoriamente deba salir de la sala de teatro, porque sustancialmente se da en las ciudades en movimiento, en esos lugares y no lugares que no están pensados para ser teatros ambulantes. No es excluyente de presentarse en teatros.

Entonces, y desde esa necesaria diferenciación, se tuvo que compartir con el elenco varias pedagogías sobre la aplicación de esta propuesta que está muy desvinculada de la formación natural que como actores teníamos todos, incluyendo al actor de Cuba.

Lo primero a desaprender es el tema vocal, pues al estar en un espacio teatral se nos enseñó siempre a proyectar la voz, a que rebote, a que todos escuchen y que hasta el último espectador al final de la sala sepa de qué va la historia. En el teatro en movimiento esto no es importante, porque mientras un pequeño grupo escuche, es suficiente, lo que más se remarca es que el público vea lo que está pasando, aunque no lo entienda, y no es necesario que lo entienda.

Esta enseñanza es ya una contradicción con lo que debe pasar cuando los actores cantan, pues ‘Anhelos’ es una obra musicalizada, si bien NO constituye un musical, sí se requiere que los personajes canten porque es un tributo a la música ecuatoriana, y esa sí que debe ser escuchada.

Esto genera mucho conflicto en la mente de los actores, y genera unos ensayos, unas propuestas y unos resultados muy divertidos y también muy extraños cuando la gente está viendo un ensayo, porque piden que cantemos otra, o que cantemos más alto, o que no se escucha el texto que antecede a la canción. Es una apuesta que hemos asumido.

Otra pedagogía que hemos tenido que ir encontrando en comunidad, es la de pensar en imágenes y desde las imágenes, como si todo fuera un “frame” de una película, y pensar en que la gente que no se va a mover con los actores, sino que solo vaya de paso, va a ver una imagen que le debe evocar una significación subjetiva y personal, pero para eso debe ver algo, y debe verlo muy claramente.

Aquí la consigna es no caer en el representativismo, así como no es necesario gritar con la voz para que escuchen porque es teatro en la calle, tampoco es necesario melodramatizar o exagerar con el cuerpo. Eso ha sido una búsqueda constante y también de mucho acierto y error para el elenco, pues la calle está supeditada a olores, sonidos, acontecimientos y “ocurrires” que tienen un poderoso componente de improvisación para el elenco.

Varios de los actores que hicieron casting para conformar este elenco nuevo, mostraron su preocupación por lo improvisado que les parecía, porque la primera cosa que se les solicitaba en este casting nuevo, es que improvisaran la obra completa en calle, a ver cómo les iba. Si bien ‘Anhelos’ NO es una obra improvisada para nada, sí estamos sujetos a este devenir de lo que acontece en la calle y casi nunca se puede controlar.

En el aprendizaje en Loja había pasado que había un plantón feminista justo en el espacio donde debía transcurrir una escena, y el actor no podía cambiar de “escenario” porque aparecía colgado de la torre de un reloj, allí por ejemplo, no prima para nada el texto, porque aunque era un extraordinario texto del escritor ecuatoriano Pablo Palacio, los gritos de las consignas de las mujeres del plantón, impedían que se escuchase nada más que a ellas.

Entonces el teatro en movimiento requirió, requiere y seguirá requiriendo que el elenco esté habituándose todo el tiempo a lo que sucede en diferentes lugares de la calle, y que además, no se aprendan una ruta, sino que tomen lo que les da la calle en espacios más solitarios, o más concurridos, a plena luz de mediodía con el calor del sol canicular de Quito, o en las frías noches del centro histórico.

Todo esto, sin dejar de lado lo tradicional, creación del personaje, centros motores, dónde se originan los movimientos de los personajes, cómo hablan, cuál es su plano de movimiento, sus motivaciones, sus deseos, sus objetivos, sus por qués, sus cómos.

‘Anhelos’ cuenta con un director vocal que les ayuda a emitir mejor sus voces, suele pasar que a veces se quedan mucho con esto de que deben hablar normal sus textos, y entonces en el canto después tampoco se oye, y hay que encontrar el medio.

Finalmente, es reiterativo el insistir siempre en la importancia de hacer que el público se mueva, si bien eso es voluntario de los espectadores, los actores deben estar siempre pensando en que el público va a moverse si son correctamente invitados a hacerlo, por lo que son los actores imbuidos en sus personajes, los que propenderán a que el público pueda tener el deseo de avanzar con ellos.

Es interesante que a veces el público, también habituado al teatro de calle, espere que los personajes regresen y se instalan en la mejor grada o en un lugar donde piensan que van a tener una vista panorámica de la obra, pero una vez que los personajes han pasado por allí, las escenas avanzan a otros espacios, por lo que si el público no se mueve, con seguridad van a perderse lo que sigue en el relato.

Eso puede causar que el público sí se mueva, o que se vaya -de ahí el carácter de teatro en tránsito o transeuntico-, usualmente cuando eso sucede, en la próxima secuencia hay ya un nuevo público.

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