David, en la entrada de ayer, hablaba de que los artistas no desean conocer las leyes porque sienten que se corrompen, que se intoxican, que pierden su modo de vivir fuera de regla si se juntan con lo que dicen los gobiernos, luego él mismo termina reconociendo que son necesarias esas leyes, o por lo menos conocer de ellas para poderse oponer o apoyar.
El terreno del grafiti guarda dentro de sí, expresiones que son llamativas y que irrumpen en trabajos ya hechos. En un día, puede que un mural no haya llamado la atención, pero si al otro día, ese mural amanece intervenido por grafiteros que alteran la esencia natural de esa primera pieza, generan que la gente comente, y de alguna manera el arte busca eso, alterar el orden natural social para que la gente se cuestione lo que vive y lo que ve.
En la entrada de hoy, comparto una entrevista al entonces presidente de la Red de Ilustradores Ecuatorianos que hace una reflexión distinta sobre el grafiti, una reacción que en mí generó molestia en primera instancia, con el tiempo y las aguas he ido yo también reflexionando cada vez que escucho mi grabación de la entrevista. Les comparto, junto con otra pieza que encontré en las calles de Quito.
Barrio La Rumiñahui - Quito
Por
entrevistas como esta, es que la labor periodística tiene una dosis de
santidad, a veces, aguantar las opiniones con las que no se está de acuerdo, y
no poder debatir ni refutar, se convierte en un malabarismo mental, aunque poco a poco, mientras dialogaba y no peleaba con mi entrevistado, él también fue cambiando su forma de estar (tal vez lo encontré en un mal momento) y al final todo acabó sin nadie que se jalara los pelos.
Lino
es el nombre artístico de este muralista que encuentra en su arte, la expresión
de inconformidad con la sociedad, se ha contradicho en toda la entrevista, dice
una cosa y cinco minutos más tarde, en la libreta hay que borrar lo que dijo,
porque ahora dice algo totalmente diferente.
Para
él, el arte es un producto donde la calidad no le interesa a nadie, simplemente
hay que vender, y cree que si algunos artistas no venden es porque “el arte es
como una col, y la col debe ser verde, si es de otra manera a la gente no le gusta”,
para Lino no es necesario ser talentoso para ser famoso, solo debe ser
vendible. Claro que más tarde dice que “el arte no es una col que se pueda
vender”. Pero bueno, hay que quedarse con las dos respuestas.
Para
Lino, los artistas de las paredes como él, son los artistas más puros, pues
reclaman contra las cosas contra las que no se puede reclamar. Dice que para
él, más invasivo y vandálico que un grafiti en un monumento histórico, es
intentar ver las estrellas en la noche y no poder porque la ciudad está llena
de cables y de publicidades gigantes fuera de su casa, de una pasta de dientes que
él no quiere utilizar, ”vallas gigantes, smog, postes de luz, eso fastidia” y
contra eso nadie se queja, por eso los artistas de las paredes lo hacen.
“Si
hay reclamo, es porque no te sientes a gusto con una realidad, fuera de los
colegios hay modelos muy ajenas a lo que es la mujer ecuatoriana en realidad,
metiéndoles la idea a las niñas de que deben operarse para ser bellas, ¿cómo
reacciono a eso? Pintando en las paredes” Ese no sentirse a gusto con la
realidad es lo que justifica para Lino, no acceder a las plataformas que
generan los gobiernos, pues para él, no hay indentificación con esos espacios.
Esos
espacios generados por el gobierno son “pura politiquería” para Lino y con ella
gastan muchísimo dinero, y considera que el real aporte vendría de otro lado,
un artista real saca su trabajo “con cero dinero”. Aunque opina que a él las
leyes no le afectan, considera que hay un cambio en el ámbito artístico en el
Ecuador, pues para él todo el mundo ahora recibe arte y luego menciona que “no
se puede tener contento a todo el mundo, además hay gente que pide más de lo
que merece”.
También
coincide con otros gestores, con que todavía los artistas reconocidos o
respetados en el país, nacen a raíz de palanqueos y favoritismos. Y también se
queja en contra de la educación “la Academia le ha hecho mucho daño al arte,
porque de otra manera solo hay soluciones superficiales”, se refiere con esto,
a que los problemas en el arte tanto artistas como gobierno los ven, pero no se crean soluciones de
fondo sino solo de forma, porque no hay gente capacitada para transformar la
sociedad.
Contra
los medios, piensa que han amarrado las mentes de todos, y que hacen las cosas
sin pies ni cabeza “los medios te mandan las preguntas de una entrevista, y no
puedes debatir si estás o no de acuerdo con algunas de ellas, solo debes
contestar. Luego sacan eso, y tú quedas mal porque ellos tergiversan todo”;
también hace referencia a Internet, y dice que la gente no vive la realidad,
sino una película que se arman sobre lo que quisieran que pasara; “hay gente
que pasa más tiempo en Internet que en su vida real, por ejemplo ahora, si no
estás en facebook, no existes”.
Cree
sin embargo, que el Internet y su impacto no afecta al arte (es otra de las
contradicciones en sus palabras, aunque él las justifica diciendo “para mí las
cosas son así, muy disparejas”) porque opina que las personas que no tienen
acceso a Internet son justamente las personas que no acceden al arte. Al
preguntarle si esto último elitiza y no genera un impacto negativo en los
alcances del arte, nuevamente dice que sí y no. Afirma que en el arte lo
importante es que la persona encuentre algo de sí misma en el trabajo del
artista, y no precisamente lo que el artista quiso mostrar.
Lino, es joven, no pasará de los 27 años, su criterio es impactante pero muy decidor, toca el tema de los medios como principales responsables (todos en la misma curul que los gobiernos y los mismos artistas) de que el arte hoy en nuestra ciudad sea lo que es. Este espacio espero, sirva para que podamos preguntarnos un poco más sobre las cosas que pasan frente a nuestros ojos y por las que no hacemos nada.
Mañana, la tercera entrega del grafiti, si es menester concluímos, sino debatimos un poco más. (El debate que sea sobretodo mental)

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